Herederos de una tradición familiar panadera, transformamos nuestra pequeña tienda en un sueño. En una emblemática casita de bareque, con un horno y mucha pasión, empezamos a hornear el pan que se convertiría en el favorito del barrio.
El amor por nuestro pan cruzó las fronteras del barrio. Aquí nació nuestra panadería de reparto, empacando cada producto a mano para llevarlo, de tienda en tienda, a más rincones de Valledupar. Nuestro sabor comenzaba a viajar.
Para celebrar nuestra primera década, renovamos nuestro hogar. La casita de bareque se transformó en un espacio más amplio y acogedor para recibir a nuestra gente, pero conservando siempre el calor y la receta del primer día.
Hoy, más de 20 años después, nuestra pasión es más grande. Con un moderno centro de reparto y nuestro punto de siempre latiendo fuerte, seguimos siendo la panadería de confianza de Valledupar, comprometidos con el sabor que nos une.
Desde el Corazón de Valledupar, Para nuestra Gente